sábado, 9 de noviembre de 2013

Truenos

 Todos parecían dormir.
Una furiosa tempestad se había desatado sobre las chapas del techo. Truenos impetuosos sacudían las paredes, la luz de los relámpagos se escurrían en oleadas a travez de las endijas de los postigos. ..
Yo, de siete años, me acurrucaba pequeño a la orilla de la almohada, contra la pared, a la espera del estallido del siguiente rayo.. (cada vez más cerca).

Después de un rato, el diluvio que chorreaba me fue llevando hacia un  sueño placentero.

Al otro día hubieron trinos de pájaros y mucha luz.

Pero, en el fondo, siempre amé las tormentas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario